Dificil me lo pone M. Knight en su
pregunta acerca de qué soy. Hace tiempo tuvimos ya una conversación parecida, y yo creí que había quedado claro que Petete, de toda la vida es un pato. Un pato raro, es cierto, pero un pato al fin y al cabo.
Claro que, desde un punto de vista de mi formación, si que me pierdo, y es que el problema es exactamente ese: que no sé muy bien que soy. En mi título pone “Licenciada en Economía”, pero la verdad es que en estos momentos me muevo más por ámbitos matemáticos que económicos, con lo cuál puede parecer que soy como una mezcla de los dos, aunque, sinceramente me parece que es mucho arriesgar, lo que soy es nada de los dos... ¿Qué por qué, siendo economista, me he trasladado al mundo de las matemáticas? Ni yo misma lo sé. Pero el caso es que aquí estoy. Y claro. Uno podía pensar que es maravilloso, porque ¿qué mejor cosa hay que combinar disciplinas para aumentar los conocimientos…? pues sonar suena bien, pero les cuento una anécdota y luego me dicen si siguen pensando lo mismo:
A un matemático, un economista teórico y un econometra se les pide que encuentren un gato negro (que realmente no existe) en una habitación a oscuras.
- El matemático se vuelve loco intentando encontrar al gato negro que no existe en la habitación oscura y finalmente ingresa en un hospital psiquiátrico.
- El economista teórico es incapaz de encontrar el gato, pero proclama orgulloso que existe la habitación y afirma que puede construir un modelo que describe todos los movimientos del gato con una precisión extrema.
- El económetra camina por la habitación oscura durante una hora tratando de encontrar el gato negro que no existe y finalmente grita que lo tiene cogido por el cuello.
¿Qué les parece? Locos es poco, ¿no? ¿Pues se imaginan qué puede resultar si mezclamos al matemático con el economista teórico? (del econometra ya no digo nada, porque ya tengo bastante con los otros dos). Resultaría que la persona en cuestión, acabaría en el psiquiátrico, construyendo modelos que explican los movimientos del gato que no existe, y por encima estaría contento por lograrlo!!!! (que es lo realmente preocupante). Todo esto se agravaría todavía más, si la persona es miope, porque en la oscuridad buscar cualquier cosa que existe es fastidiado, con lo cual algo que no existe ni les cuento. Como éste es en realidad mi caso, sólo me queda suplicarles que no me propongan nunca algo parecido…tengan compasión, por favor!!!!
El caso es que, como les decía, con tanta mezcla creo que ya no sé de nada. Y es que aún encima a veces una se ve en unos aprietos que para qué contarle. Porque claro, si a un matemático le hacen una determinada pregunta relacionada con su formación, pues contesta como sabe, y punto. Lo mismo ocurre si la pregunta se la hacen a un economista. Las respuestas ya le adelanto, seguramente sean diferentes, ¿pero qué ocurre si la pregunta se la hacen a alguien que está en el medio de las dos disciplinas? Rianse, pero a veces me quedo muda. Y es que el lado matemático me dice: “contesta A, que está demostrado en un teorema del año 72”, mientras el Economista replica: “Que no..., ni idea tiene el matemático, eso sólo funciona teóricamente, pero en la práctica lo realmente adecuado es B. Tu contesta B...” Ah si, muy fácil, pero imagínense los dos lados de mi cerebro discutiendo de este modo mientras el que hizo la pregunta espera por mi respuesta. Les pondré un ejemplo real como la vida misma para que vean la complejidad de la cosa:
Un matemático, un estadístico y un economista presentándose a una entrevista para el mismo trabajo.
- El entrevistador llama al matemático y pregunta "¿A qué es igual dos más dos?" "cuatro", replica el matemático. "¿Cuatro exactamente?", pregunta el entrevistador. Sumamente sorprendido el matemático mira al entrevistador y responde "Si, cuatro exactamente".
- Luego el entrevistador llama al estadístico y le realiza la misma pregunta "¿A qué es igual dos más dos?" El estadístico responde "En promedio, cuatro, con un más-menos diez por ciento de confianza, pero en promedio, cuatro."
- Por último el entrevistador llama al economista y plantea la misma pregunta "¿A qué es igual dos más dos?" El economista se levanta, cierra la puerta, baja la persiana, aproxima su silla a la del entrevistador y, en voz baja, dice "¿A qué desea usted que sea igual?"
Complicado, ¿verdad? Bueno, ¿y si les digo que además, también estoy navegando en medio de la estadística? El colmo, lo sé. Es el colmo de la complejidad...Pues es un hecho tan real como que el cambio climático ya ha llegado... Claro, supongo no será de extrañar, si le digo que en una situación parecida, en medio de discusiones de mi pequeño lado matemático, mi minúsculo lado estadístico y mi mediano lado economista contesté que dos más dos no podían ser más de 4.5 (respuesta que, al fin y al cabo no es incorrecta) !!!
Eso si, he de decir que no todo son confusiones. Para mi vida diaria reconozco que me ayuda mucho lo de ser economista, y es que ya lo dicen los periódicos:
Los estudios de economía, suelen revelarnos que el mejor momento para comprar algo fue el año pasado.
Lo cual hace que me ahorre muchísimo dinero en mis compras, lo confieso.
Y también me ayuda mucho el pensar en términos matemáticos, por ejemplo para apagar incendios:
Le preguntan a un matemático:
- Tú ¿qué harías si vieras una casa ardiendo y justo enfrente una manguera sin conectar a una boca de riegos?
- La conectaría, obviamente.
- ¿Y si la casa no estuviese ardiendo, pero la manguera estuviese conectada?
- Quemaría la casa, desconectaría la manguera y luego usaría el método anterior.
Y es que cuando un método funciona, ¿para qué cambiarlo…?
En fin, que creo que la mejor definición que me puedo auto hacer es que soy un
caso. Un caso y punto. Claro, con lo que conlleva ser un caso!!! Es decir, que esta combinación de números, cuentas, modelos matemáticos y análisis de mercados hace que a veces, desvaríe más que si fuese simplemente economista, o simplemente matemático (y estos, por si mismos ya son suficientemente
frikis, como diría Tocotó). Por tanto, si en este blog ven algo escrito, así como loco..., no se asusten, el motivo ya lo saben.