Los alumnos ahora piden que les regalemos aprobados aunque, todo hay que decirlo, suelen acompañar sus peticiones con sólidos argumentos. Ese fue el caso de José del Morro (primo de Pepita Pérez), que tiene el honor de haber dado nombre a este blog. El chico lleva muchos años en la carrera. Tantos, que ya entró en vigor otro plan de estudios, y pronto entrará otro más. Pero como en la universidad somos comprensivos, permitimos que gente como él siga presentándose indefinidamente a las asignaturas que cursó en su día, aunque ya no tengan docencia.
Aproximadamente una semana antes del examen, José apareció por mi despacho para informarse sobre los contenidos de la asignatura (en la que él, por cierto, era el único matriculado) y sobre el tipo de examen. ¿He dicho informarse? No exactamente. Más bien venía a ver si podía influir en ambas cosas: que los contenidos se redujesen en, pongamos, un 90%, y que el examen se transformase en trabajo o trabajillo. Razones tenía el chaval para venir en ese plan, pero como yo soy muy cumplidor de las normas, con dolor de mi coração le dije que no podía hacer otra cosa que un examen normal. Eso sí, le proporcioné un examen resuelto de la asignatura. No es muy diferente a lo que tienen los alumnos de la asignatura equivalente del plan de estudios vigente (decenas de ejercicios resueltos), pero estaba seguro de que el hecho de que allí pusiera "Examen" le animaría a estudiar con ganas.
Total, que una semana después vino al examen. Lo hizo en poco tiempo, me lo entregó, y aprovechó para comentarme amistosamente que él creía que podía aprobar, aunque tenía que admitir que había tenido poco tiempo para estudiar, porque trabajaba toda la semana. Vamos, que sólo había podido estudiar el fin de semana. Bueno, más bien sólo el domingo. Mucho curre, uno está cansao... ya se sabe.
Corregí el examen y tenía un magnífico 2,9. Le envié un mail con la nota (como habíamos quedado) y, para evitar tenerlo otra vez de visita (ya sabéis, para no sentir más dolor de mi corazón),le mandé incluso la corrección, y hasta le expliqué que siendo absurdamente generoso con la misma, no pasaría de un 4,2. Lo hice pensando que así quedaría bien claro que no tenía ninguna posibilidad de aprobar, pero en realidad fue una estupidez (esto lo digo yo, pero borraré cualquier comentario que me dé la razón). En todo caso, logré que no viniese, pero lo que no pude evitar es que me respondiera con un correo electrónico, en el que defendía su derecho a aprobar con sólidos argumentos como los siguientes:
"4,2 es casi un aprobado"Me pareció un argumento impecable (y muy elaborado), pero seguí leyendo un poco para sentirme más convencido.
"Te digo, que por favor, acabes ya con este sufrimiento que para mi es la carrera"Este argumento me emocionó. Y es que es verdad: hay alumnos que disfrutan mucho haciendo la carrera, así que lo lógico es suspenderlos para que puedan seguir estudiando año tras año. Pero hay gente que lo pasa mal, joder, y creo que es deber de todo ser humano poner su granito de arena en evitar el sufrimiento del prójimo.
"Estoy muy descolgado y quiero centrarme en mi trabajo y en mi futura familia"Es decir, no sólo estaba haciendo sufrir a mi alumno, sino también a su familia... bueno, a su futura familia. Sus pobres futuros hijos debían de estar pasándolo fatal por culpa de la fiscalidad.
"He hecho lo posible por aprobar"Y es que es muy duro estudiar un domingo entero, sobre todo cuando tienes una futura familia a la que sacar a pasear. Hay alumnos que estudian tres minutos y aprueban. Y seguro que no trabajan, no tienen familia y la rascan todo el día. Cabrones con suerte.
"Y la última pregunta la sabía pero pensé que tenía ya aprobado el examen con lo que hice"Esto sí que me supo mal: seguro que lo hizo para no hacerme perder el tiempo corrigiendo.
Y ahora viene la frase que da nombre a este blog:
"Como verás tampoco fuí a que me regalaras la nota. Si hay cualquier posibilidad por pequeña que sea de no fastiarme las 3 únicas semanas de vacaciones que tengo te lo agradecería. Llámase un trabajo, otra prueba, hacer la vista gorda....."La verdad es que ya estaba totalmente convencido para aprobarlo, pero al final preferí hacer exactamente lo que me decía: la vista gorda. Es decir, que hice exactamente como si no hubiera recibido su mensaje. Y le puse un 2,9. Con lo efectivo que habría sido el método clásico, y lo feliz que habría sido yo estrenando mi lista de precios de jamones...
8 comentarios:
Ummmmm lo bien que me vendría el aroma a Guijuelo para concentrarme y publicar un artículo tras otro... Bueno, me conformaré con la fragancia del paquete de café Amador que me han regalado hoy, no inspirará tanto pero ayuda a despertarse...
Ah, saludos de mis futuros hijos que no sé que futuras gamberradas estarán haciendo ahora.
Estoy totalmente de acuerdo con usted, M. Knight. Si al menos entrase en el despacho algún jamoncito estas peticiones de aprobar por parte de nuestros alumnos se llevarían mucho mejor.Aunque en cierto modo entiendo que existiendo una futura familia..., la cosa tampoco está para despilfarrar...hay que ser sinceros. A parte de esto, como recomendación a José del Morro unas clases de protocolo no le vendrían mal,eh...Viva la educación!!
Es que lo flipo tío, son la rehostia... ahora quieren jabuguitos... y a nosotros no nos dan más que calabazas. A tomar por culo!!! Es que de pensarlo me hierve la sangre, voy a desahogarme con mi futura familia, qué leches...
Cuidao, cuidao... que a ver si en lugar de jamones aparecen otro tipo de pagos en especie...
No te digo na...
El sacrificio por las futuras familias es de hombres de bien.
Un vecino mío decía que de ser profesor cambiaría los aprobados por favores sexuales... Después de conocer al percal seguro que preferiría los jabuguitos...
endeluego, ya podiais contar esos casos escabrosos que os guardais, y dejaros de chorradas de jamones... ¿y que hay de esas largas tardes en la facultad de las que hablabais el otro dia...? mucho jijiji pero poco contar. vaya rollo. sois unos reprimidos.
No te preocupes, echapalante, que pronto haremos un blog paralelo con estas cositas. Se va a llamar "Los jamones ya no se llevan... ¡ni falta que hace!".
Yo añadiría que lo nuestro no es represión, es que no nos ocurren cosas del índole que usted se imagina echapalante... Es más, de ocurrirnos las comentariamos en un sitio más privado jejeje, que no jijiji.
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