Estos ataques me acechan por rachas, puedo pasar una semana tranquila y de repente llega un día donde mi cabeza es más rápida que mi lengua, la neurona se aturulla y no soy capaz de decir una frase larga sin embestir, sin ningún tipo de pudor, al diccionario. Pensándolo mejor, lo peor de mi problema es que actúa como uno de esos virus que salta cuando tienes las defensas bajas, vamos, cuando estoy nerviosa, cansada, he dormido poco... situaciones muy frecuentes a lo largo del curso académico. Esto significa que todos mis alumnos han podido disfrutar de este tipo de ataques alguna vez durante el curso. Muchos pensarán, ¡qué vergüenza pasará la pobre Tocotó en estos momentos! Quizá en un principio sí, pero he llegado a un punto tal, que lo he asumido como algo irremediable y de lo que me río tanto o más que mis alumnos.
Lo que viene a continuación quizás son mis “mejores” momentos como showman en las aulas:
Mi segundo año trabajando en la Universidad, entre otros quehaceres, debía de impartir una clase de problemas a un grupo reducido de alumnos. Eran mis horas favoritas, sólo eran unos 8 o 10 estudiantes escuchando atentamente como hacer cada uno de los ejercicios. Muchas veces les proponía que los intentasen resolver en el aula mientras yo me paseaba a la espera de cualquier duda o les daba pistas de cómo encontrar la solución. Uno de esos días, un alumno me preguntó acerca del típico problema de cálculo de probabilidades con urnas y bolas de colores. Muy dispuesta, me senté a su lado iniciando la explicación:
A ver, esto es muy fácil, cogemos una bola y sacamos una caja...(cara de estupefacción del alumno)
¡¡Vaya, no!!, tomamos una bola y sacamos una urna...(continúa la cara de susto)
Perdona, ¡qué día tengo! Llevo muchas clases... (excusa que nunca cuela), tomamos una urna y sacamos una caja.Llegados a este punto estalló un ataque de risa descomunal del sufrido alumno, yo misma y un par de chicas sentadas inmediatamente detrás. Finalmente logré explicárselo, pero aun debe de estar pensando, las cosas que hace esta mujer con las cajas, urnas y bolas... ni Juan Tamariz...
En la misma hora de clase, los ataques no duran sólo 5 minutos, explicando otro problema demencial de bombos y bolas simulando el sorteo de los quintos de la mili, les solté:
Seleccionamos el primer bombo y sacamos una bola, vamos al segundo bombo y sacamos una bomba.Otro ataque de risa… Está claro que aquel no era un buen día para las probabilidades.
Quizás mi equivocación más sonada fue el año pasado cuando a medida que escribía una fórmula en el encerado la leía en alto diciendo
...la frecuencia multiplicada por x menos la media elevado al culo...Me quedé paralizada, dándoles la espalda y con la tiza en alto con el número 3 a medio escribir. A mis espaldas escuchaba a 90 personas susurrando
...ha dicho culo, ha dicho culo…Con mucha entereza y haciéndome la sueca seguí explicando tan horrible fórmula y escribiendo en el encerado hasta que cesaron los murmullos, dándoles a entender que no era un problema mío, sino que me habían oído mal (los 90 me habían oído mal… ¡qué casualidad!). Esta tremenda metida de pata la tuve nada más empezar la clase y me dejó tan tocada que cada vez que tenía que volver a decir cubo, mi boca quería decir culo, tenía que parar de hablar y pensármelo, vamos como esos silencios dramáticos antes de dar la campanada. Acabé la clase sin volver a mentar las cachas, pero dos días después en unas tutorías, la duda de dos alumnos ante tan malévola fórmula me hizo volver a caer en las redes del virus y pudieron constatar que la profesora no estaba pensando en la estadística cuando explicaba el momento centrado en la media de orden 3 (medida maldita desde entonces).
Ha habido más equivocaciones, muchas de ellas en medio de broncas ante el continuo charloteo. En esos momentos equivocarse es lo peor porque el enfado pierde toda su credibilidad. Recuerdo un día que ya harta de tener que hablar cada vez más alto, con un tono de cabreo soberano les dije:
Aquí no se puntúa la asistencia, al que no le interese puede irse a la faquetería.Como uno se puede imaginar fue peor el remedio que la enfermedad...
Sigo en las mismas y juraría que esto no se cura, pero mientras a mi también me siga dando la risa ¿qué más da? Bueno, un poco de solidaridad por parte de los lectores de este blog no estaría mal, aunque sólo seamos seis...
11 comentarios:
Lo que cuenta Tocotó me parece de lo más divertido, y la verdad es que hasta me gustaría que me pasaran cosas así. Pero no, no me pasan, quizá porque en la cuota del impuesto de sociedades no hay que elevarla al culo, y tampoco solemos sacar cajas de las bolas. Puedo equivocarme recitando el famoso artículo 19, pero eso tiene bastante menos gracia.
Eso sí, hablando de culos, ayer en clase estuve a punto de meter la pata con una cosa muy tonta. Yo busco habitualmente artículos de leyes en documentos pdf, pero el diálogo buscar tiene un problema en la versión de Acrobat que utilizo: que no funcionan bien los acentos. Así que si escribo "artículo 19" sale "art´ículo 19", por lo que he optado por buscar siempre "culo 19". Esto suelo hacerlo en la intimidad de mi despacho, pero ayer, mostrándoles a los alumnos la ley proyectada en clase, estuve a punto de hacerlo... Pero nada, se quedó en eso: sólo yo me sonreí imaginando que lo hubiera hecho. Desde luego, soy mucho más aburrido que Tocotó.
¿Qué dices, m. knight?!! de aburrido no tienes nada...Es que yo no sabía que los culos estaban clasificados en algún registro y los podías buscar así, mediante un número...Es genial!!¿ Son todos femeninos, o también los hay masculinos?Estoy segura que cualquier día, por ejemplo en tutorías, se te escapará delante de algún alumno el buscar el culo 21 en internet...Buena táctica, m. knigh. O mejor dicho, buena excusa la tuya...
Querido M Knight, le animo a que utilice ese método de búsqueda con sus alumnos, seguro que lo agradecen en medio de la farragosa redación del conocido "la parte contratante de la primera parte..."
Es más, podría dar lugar a un nuevo post, "CULO 19" que seguro que atraería a más de un buscador viciosillo del google hacia este blog...
Te entiendo perfectamente, Tocotó,pero creeme que eso no es nada comparado con lo que yo dije un día. Fue en clases de informática. Ya sé que tu lo sabes, pero para que nadie se pierda, lo explico: hay un programa estadístico que permite obtener resultados segmentando el archivo por determinadas variables (por ejemplo, por la variable sexo, para poder obtener resultados distinguiendo entre hombres y mujeres). El caso es que cuando se segmenta, aparentemente en la pantalla no aparece nada (sólo una pequeña nota a pie de pantalla indicando que el archivo está segmentado, pero que es dificil de ver a simple vista). Bueno, pues la explicación que di a mis 30 alumnos ese día fue la siguiente: "Abrimos la ventana, metemos el sexo..." Claro, ahí ya me había dado cuenta de que muy bien no iba, pero para rematarla completo: "aceptamos..., y vemos que no se nota nada!!!" En fin, no hubo forma de remediarlo.
Petete, aunque ya conozco la anécdota no puedo evitar partirme de la risa cada vez que me imagino la situación, sobre todo el "aceptamos, aceptamos..." que conociéndola y sabiendo el tono de la voz, hace que me tronche aun con más ganas. Como le aconsejaba a M Knight con el culo 19, siga usando la variable sexo para segmentar y tendremos unos alumnos más felices...
Doy fe que una cena de navidad en el fogar de tocotó and myself es una lucha de lapsus linguae en el que cualquiera puede salir vencedor. Y no siempre necesariamente tocotó. Cosas como "esta sociedad catastrante" "Qué puticlub más bonito os ha quedado" so más que normales.
En mi escasa experiencia académica, he jugado a provocar un poco - es lo que tiene el puterío del audiovisual - pero, a veces, se producen los momentos Nescafé. Por ejemplo, cuando explicaba el montaje de la secuencia del interrogatorio de "Instinto Básico", ¿Adivinan es qué plano se me quedó pausado el indómito dvd? Conseguí poca atención durante los siguientes cinco minutos...
De momento, de profa llevo poco como para tener lapsus de estos, pero ya llegarán. Lo de la faquetería me gusta. Podría ser un cuarto oscuro o algo así. Me recuerda al único buen chiste de 'Una casa de locos': los franceses, como acortan todas sus palabras, llaman Fac a la facultad. Entonces, en la casa convivía una inglesa con algunos franceses. Y cuando le decían a la inglesa que se iban a la Fac, ella se imaginaba Fuck y pensaba: yo también quiero ir.
Solidaridad no sé, pero unos aplausos seguro... me he estado partiendo de risa en voz alta yo solo :)
que buen rato
Muy bueno tocotó...una pena no poder asistir a tus clases...:-)
Lo que me he podido reír con el post... Tuve una profesora en 2º de Biológicas a la que le sucedía lo mismo, pero varias veces por clase. No nos perdíamos ninguna porque solíamos acabar llorando de la risa. Esta señora, al parecer, era un as en su especialidad y, poco tiempo después, acabó teniendo un cargo bastante importante en la universidad. Desafortunadamente no anoté ninguna de sus pifias, pero conservo en la memoria el día que nos habló de los "pimientos respiratorios" refiriéndose a los pigmentos. Ese día no conseguí coger ni un renglón de apuntes.
¡¡¡Qué bueno lo de los pimientos!!!, mi asignatura es de estadística así que no da tanto juego como la Biología pero se hace lo que se puede... tengo un peligro...
Bienvenida al blog Bereni-c.
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