15.3.07

Buen rollito

La verdad es que los miembros de La Vista Gorda estamos muy decepcionados con los exámenes de febrero. No por las notas (que fueron bastante malas, sí, pero como siempre), sino porque los alumnos no nos han dado nueva materia prima para el blog. Nuestra idea al principio era hablar sobre las burradas que nos contaban en los exámenes, los mensajes lamentables que nos enviaban, las peticiones descabelladas que nos hacían...

Pero nada, al final va a resultar que, como decía Tocotó, somos buenos, así que lo único que podemos contaros son cosas como esta que recibí esta mañana por correo electrónico:


En fin, ¿hay algo más bonito que un alumno quiera ser tu amigo? ¡Y eso que Antonio Coleguita sólo sacó un cinco! Claro que ahora vendrá The Monch a decirnos que de amiguito nada, que lo que está haciendo es ponernos a prueba para desenmascararnos.

7.3.07

No nos podemos quejar.

Así empezaba un mail que recibí de una amiga, profe de niños pequeños. Adjunto me enviaba un contrato de maestras de 1923. Seguramente muchos de vosotros lo conozcáis, pero creo que merece una mención en este blog, dado que la temática nos toca un poquito de cerca, aunque sólo un poquito, por suerte.

Los puntos del contrato no tienen desperdicio: en él en ningún momento se acuerda con la maestra nada que tenga que ver con cuestiones pedagógicas, ni tampoco de educación de los niños. Sino que, como podéis comprobar, hace referencia a cuestiones personales que por supuesto no tienen nada que ver con el trabajo de una maestra, ni en los días de hoy, ni tampoco en el siglo pasado (¡¡o eso espero!!).

La primera vez que lo leí, me hizo gracia, pero después me llevó a reflexionar, y es que, al fin y al cabo, 1923 no queda tan lejos. Puede que en unos años alguien se quede sorprendido al leer nuestras obligaciones como docentes, pero…no sé, al margen de interpretaciones, al menos se trata sólo de cosas relacionadas con nuestra función: la docencia e investigación. En cualquier caso, lo que sí está claro, es que los tiempos cambian a una velocidad abismal. Es por ello que ha surgido este post, para compartir con vosotros mi reflexión particular:

Y es que, tal y como dice, la señorita……….. acuerda :

Punto nº 1: No casarse. El contrato queda anulado si la señorita se casa. ¡¡Hombre!! Faltaría más. A ver desde cuando una persona casada tiene capacidad para educar a niños…, y mucho menos, por supuesto, si tiene hijos…Es incompatible totalmente. Eso sí, de vivir “en pecado” no dice nada el contrato. Es decir, que la señorita en cuestión seguiría en activo si se va a vivir con cualquier indecente que encuentre por la calle…Incluso puede irse a vivir con el padre de alguno de sus alumnos…No quiero ser…ejem!! ¿mala?, pero…me limito a lo que restringe y no restringe el contrato.

Punto nº 2: no andar en compañía de hombres…Porque los hombres son malos. De siempre nos lo han dicho. Así que, si el hermano de la señorita o incluso su padre decide acompañarla a misa dando un paseo…, pues…¡¡ queda despedida!! Eso sí, el hecho de vivir "en pecado" del punto anterior seguiría siendo válido, siempre que la señorita no salga de paseo con el susodicho. De puertas para adentro nadie va a investigar, porque no procede.


Punto nº 3: Estar en su casa entre las 8:00 p.m. y las 6:00 a. m. Bueno, una no es que salga mucho en ese horario, pero… ¿y si tiene que ir al médico de urgencia? ¿Cómo afectaría esto a su trabajo? En fin, no quiero ni pensarlo…

Punto nº 4: No pasearse por heladerías del centro de la ciudad. No dice nada de las heladerías de los barrios marginales. Esa sí las puede visitar. Y también los clubes de alterne. Porque digo yo que en 1923 ya existían (aunque fuese con otro nombre, ¿no?). Este punto no es en absoluto restrictivo, así que nada de quejarse.

Punto nº 5: No abandonar la ciudad sin permiso del presidente del Consejo de Delegados. ¡¡¡Perfecto!!! Si hoy en día esto se llevase a cabo no habría problemas de fugas de delincuentes…yo lo veo muy adecuado. Que decida el Sr. Presidente del Consejo de Delegados sobre las excursiones que puedo hacer…, faltaría más.¡¡¡¡ Y nada de ir de picnic al monte más cercano, que eso ya no es la ciudad!!!!

Puntos 6º y 7º: No fumar cigarrillos, ni beber, cerveza, vino ni whisky. Restricciones mínimas que se le debe de pedir a una maestra para que cumpla con sus obligaciones. Eso sí, se permite fumar porros y beber vodka, aguardiente o cualquier bebida de similares características (por ejemplo Pineau, ummm, ¡¡qué rico!!), porque si no se especificaría lo contrario…

Punto 8º: No viajar en coche o automóvil con algún hombre excepto su hermano o padre. En tren si se podía viajar con cualquiera. Incluso con el que vivía “en pecado” (eso sí, bajo el consentimiento del Presidente del Consejo de Delegados, máximo mandatario de la época en una ciudad). Por cierto, ¿alguien me puede aclarar cuál es la diferencia entre un coche y un automóvil?

Puntos 9º y 10º: no teñirse el pelo. No usar ropas brillantes. ¡¡Hombre!! es que un jersey brillante nunca quedó bien a una persona con canas…, eso está más que claro. El colegio lo hace por la imagen de la maestra, na más…

Puntos 11º y 12º: Usar al menos dos enaguas. No usar vestidos que queden a más de cinco cm. por encima de los tobillos. ¿Cómo se puede ver el número de enaguas con un vestido que llega casi a los pies? No quiero pensar mal…, pero hay cosas que no casan…

Punto 13º: relacionado con la limpieza de la clase y la calefacción de la misma. Me parece perfecto incluirlo en el contrato porque si la señorita no puede salir, ni andar con hombres, ni teñirse el pelo…¿en qué va a emplear el tiempo, entonces? Pues que limpie algo, ¿no?

Punto 14º: No usar polvos faciales, no maquillarse ni pintarse los labios. Esto unido a los puntos 9º y 10º hacen de la profesora toda una belleza…Vamos, que si consigue mantener a los niños contentos es porque realmente vale para ello, o porque los padres no la conocen personalmente, porque no me digan que no es para salir corriendo…Ahora entiendo yo la nana de: “duérmete niño, duérmete ya, que viene el coco y te llevará…” Vamos, el coco lo veían esos niños a diario, durante todo el día,…., ¡¡ como para no dormir y que apareciese también por la noche…!! Y aún encima, la pobre maestra sin poder hacer otra cosa que resignarse a esto para poder ganarse el pan...

En fin, que después de todo esto, sólo puedo corroborar que, ciertamente, no nos podemos quejar, no…Desde aquí mi homenaje particular a las maestras de 1923.